¿Enlazados?
Al llegar al edificio Jimin se preocupó, aún no sabe cómo harán para meter a la cachorra a su departamento sin que los porteros y seguridad se den cuenta, le inquieta la idea de que los descubran y hagan que la echen.
—¿Ricitos, qué vamos a hacer? —la tenía en su regazo y la acariciaba delicadamente.
—Tendremos que ponerla en tu mochila y rezar para que no haga ruido —explica despreocupado.
—¡¿Ese es tu magnífico plan?! —Jungkook asiente convencido, el menor estaba sorprendido, eso no puede salir bien de ninguna forma, pero si el alfa está tan confiado, él confiará también—. Okay —el omega suspira y se gira para buscar la mochila en el asiento trasero, la vacía y coloca con cuidado a la cachorra en su interior, la cierra recordándose dejar un pequeño espacio para la ventilación.
Jungkook bajó de la camioneta y caminó hacia la puerta del copiloto para colocarse la mochila en el hombro, con la otra mano ayudó a Jimin a bajar, lo sujetó hasta que entraron al edificio, la señorita que se encontraba en recepción los saludó amable como cualquier otro día agitando la mano, siguieron avanzando y presionaron el botón del elevador, para su mala suerte estaba unos pisos más arriba.
Jimin tragó saliva nerviosamente al ver que un guardia de seguridad se acercaba a ellos, y la mochila comenzaba a moverse de manera singular debido a los movimientos.
—Jun... —no pudo terminar de hablar porque un chillido lo interrumpió, el alfa abrió los ojos a su máxima capacidad y miró al omega preocupado, serían descubiertos.
—¿Qué fue eso? —el guardia de seguridad los veía extrañado, la mente de Jimin no dejaba de maquinar ideas que pudieran sacarlos de ese lío sin tener que abandonar a la perrita.
—Fui yo... —dice aceptando una culpa que obviamente no le pertenece, Jungkook gira su cabeza para verlo—. Lo l-lamento pero estoy muy sensible y... —se soltó a llorar falsamente y el guardia no dejaba de mirarlos con suspicacia.
—Creo que usted me está mintiendo —asegura el guardia con rostro molesto.
—¿Me está llamando mentiroso? —el ojiazul trató de imitar el sonido que la cachorra había soltado hace unos segundos y lo logró a medias haciendo que el guardia se sorprendiera—. ¡Kook, me está llamando mentiroso! —su mirada hacia el alfa era entre divertida y nerviosa, sus ojos gritaban por ayuda.
—Yo me encargo, cielo —su enfermedad ayudó a que su voz saliera rasposa, lo rodeó con un brazo y dirige sus ojos hacia el tipo, su ceño fruncido y la nariz arrugada para tratar de intimidarlo, su lobo no estaba realmente enojado, solo era su parte humana tratando de asustar a alguien, Jungkook rezaba por no tener que sorber su nariz y arruinar la interpretación.
—No, yo... perdón, le creo —dice el sujeto agitando las manos al frente para lograr una tregua de paz, no era tan tonto para enfadar a un alfa puro—. ¡Que tengan buen día! —se va casi corriendo y en ese instante el elevador se abre y la pareja entra apresurada para no toparse con nadie más.
—Mis piernas están temblando, me asusté demasiado —confiesa riendo el menor—. Lamento que tuvieras que asustar a ese señor, sé que no te gusta.
—En realidad fue divertido —confiesa sonriente—, no lo volvería a hacer pero la adrenalina lo hizo entretenido —su sonrisa seguía ahí pero giró el rostro para comenzar a toser fuertemente.
—Tienes que descansar, Kook —el elevador se abre y caminan hacia la puerta del apartamento—. Recuéstate mientras hago la cena, ¿si? —el alfa abrió la puerta y comenzó a negar.
—No, te ayudaré a bañar a la pequeñita —se saca la mochila de la espalda y comienza a sacar a la polizona.
—Lo haré yo, tú duerme un rato —sonríe hacia el mayor, le quita a la cachorra de las manos para ponerla en el piso y se estira para dejar un beso en sus labios.
—Bien —asiente el alfa, su nariz y las mejillas se veían algo rojas. Dio dos o tres pasos hasta llegar al sofá y se dejó caer en él para dormir una siesta, Jimin supo que realmente debía sentirse mal para que haya aceptado dormir.
El omega subió las escaleras, buscó una manta y una almohada, bajó de nuevo para acomodar la almohada mullida debajo de la cabeza rizada, estiró la manta para cubrirlo por completo y dejó un beso en su frente al verlo dormir cómodamente. Comenzó a buscar con los ojos a la perrita hasta que la encontró olfateando el árbol navideño con precaución.
—Ven aquí, pequeña —se inclinó para tomarla en brazos y subir de nuevo la escalera, sus pasos se dirigieron al baño y comenzó a llenar la tina—. ¿Quién podría abandonarte? Eres una cosita preciosa, seguramente fue una persona desalmada —acariciaba su pelaje dulcemente, se juntó un poco de agua en la bañera y cerró la llave. La perra miraba temerosa hacia todos lados y temblaba violentamente—. No pasa nada —la retiró de su cuerpo para meterla a la tina, al sentir el agua tibia en sus patas, pareció relajarse un poco.
Jimin se apresuró a bañarla cuidando de que quedara completamente limpia, la secó adecuadamente con una de las toallas y la envolvió para que dejara de temblar, caminó con ella hacia la habitación porque no dejaba de chillar asustada —Tranquila, preciosa —dejaba caricias en su cabeza—, no vamos a hacerte nada —repetía hablando con ternura—. Ahora estás con Kook y conmigo, él no va a dejar que nada malo nos pase —aseguraba.
—Me alegra que lo sepas, bebé —una voz congestionada se escuchó a su espalda seguida de un estornudo.
—Deberías estar durmiendo —regaña el menor.
—No podía, extraño tu aroma —camina hasta la cama, se sienta en la orilla para quitarle a la peluda de las manos y ponerla en el piso, rodeó al omega por la cintura y escondió su rostro en el cuello ajeno—. ¿Puedes marcarme, por favor? —solicita acariciándolo con la punta de su nariz.
—¡Oh, mi precioso alfa enfermo! —exclama con ternura, se inclina un poco para que el alfa pueda olfatearlo y comienza a liberar su aroma para cubrir al mayor con él mientras frota su espalda—. Recuéstate en el nido, así no tendrás problema sin mi —propone.
—¿Puedo? —salió de su escondite con los ojos brillosos.
—Claro que puedes —asiente, acuna el rostro del alfa y deja un beso suave en sus labios—. Te buscaré cuando la cena esté lista, ¿bien?
El alfa asiente y camina a paso lento hacia la habitación del nido, su cabeza pesa y su garganta arde, pero se siente mejor al estar bañado con el aroma de su omega, todo mejora si lo siente cerca. Al entrar al nido, su lobo mueve la cola feliz, Jimin le ha dado permiso de quedarse un rato, Jimin confía en que cuidará de su nido y eso no puede poner más orgulloso a su alfa.
Se tira en las mantas dejando que su mente divague un poco, para terminar adormeciéndose por el cansancio, la enfermedad y el embriagante olor de la vainilla combinada con el tabaco, su aroma combinado con el de Jimin lo vuelve simplemente loco.
✧✦✧
Luego de unos cuarenta y cinco minutos donde Jimin hizo la cena y se aseguró de que la pequeña peluda estaba más tranquila y hasta juguetona, por fin pudo dejarla sola en la habitación y caminó tranquilo hacia el nido para despertar al mayor.
Al entrar lo vio recostado en el centro de la cama, tenía un brazo extendido y dormía plácidamente con la boca entreabierta y sus pestañas sobre los pómulos, la imagen era fascinante, Jimin realmente sintió ganas de acostarse a su lado y dormir igual que él.
No pudo resistirse ante la idea, cuidadoso subió a la cama y usó el brazo del ojiverde como almohada. Al sentir que la cama se hundía un poco y un peso caía sobre su brazo, Jungkook se estremeció y sus sentidos se pusieron en alerta pero pronto reconoció a su omega y volvió a recostarse abrazándolo por la cintura y durmiendo nuevamente de manera despreocupada
Jimin no durmió realmente, solo tenía los ojos cerrados y disfrutaba del calor corporal que su acompañante le brindaba, disfrutaba del escalofrío que recorre su cuerpo cada vez que el alfa lo abrazaba u olfateaba su cuello entre sueños, su omega se removía contento dentro de si por saber que estaba al lado de su alfa.
Desde chico Jimin pensaba en las parejas destinadas como un sueño, un cuento de hadas que deseaba vivir, con el tiempo y la madurez que adquirió con la edad, eso fue solamente una fantasía, pero al conocer a Jungkook todo se convirtió en una realidad, el alfa es el mejor hombre del mundo, lo cuida de la manera más linda, lo mima y lo consiente como nadie más, ama la seguridad que siente al estar entre sus brazos y ama la forma en la que sus almas se pertenecen mutuamente desde hace tanto tiempo sin ser conscientes de ello. Ahora ese alfa, el alfa de sus sueños, su alma gemela lo está cortejando y es su novio, su omega está realmente orgulloso por eso.
Una sonrisa se dibuja en sus labios cuando Jungkook acaricia su estómago por debajo de la sudadera, deslizando la yema de sus dedos con lentitud sobre la piel blanca.
—¿En qué tanto piensas, bebé? —habla el rizado, su voz salía ronca y congestionada.
—En cosas —ríe el menor.
—Espero que sean solo cosas buenas —aprieta al ojiazul en un abrazo, su pecho pegándose a la espalda ajena—. Y si no lo son, yo lo solucionaré —promete, acariciaba la parte posterior del cuello de Jimin con su nariz.
—Eran solo cosas buenas, pensaba en ti y en lo feliz que soy por conocerte —acaricia el brazo que lo rodeaba y se gira dentro del abrazo para quedar frente a frente—. Me haces muy feliz y creo que no lo digo tan seguido como debería —besa sus labios repetidamente—. Te amo.
—Y yo te amo a ti, bebé —de nuevo lleva su nariz al cuello del castaño y comienza a besarlo—. Podrías no decirme nunca tus sentimientos y yo aún así lo sabría, lo siento aquí —señala su pecho—, siento lo que tú sientes y eso me hace sentir tan feliz —lame la zona de la mordida y el omega suelta una risa nerviosa por el cosquilleo—. Y hablando de sentir lo que tú sientes, sé que tienes hambre así que vamos a cenar —una carcajada se escuchó proviniendo del más chico y ambos se levantaron de la cama.
El alfa sujetó la mano del ojiazul y lo guió escaleras abajo hasta que recordó algo.
—¿Dónde está la pequeña Tessa? —cuestiona.
—¿Quién? —la cara del omega se frunció en una mueca de confusión.
—Tessa, la perrita —explica y Jimin ríe de nuevo.
—¡No va a llamarse Tessa! —niega burlón—. ¿Por qué se llamaría así? —entran a la cocina y palmea uno de los taburetes para que el mayor tome asiento.
—Por que es un lindo nombre y le queda —obedece al menor y observa como este mete dos platos de comida al microondas.
—En ese caso se llamaría Tiza —se encoje de hombros—, suena casi parecido a Tessa, además que parece que la pintaron con una, es hermosa —sonríe viendo al mayor—. Y si no se llama Tiza se llamará manchitas.
—Bien, me gusta Tiza —asiente convencido, a los pocos segundos el microondas comienza a sonar—. Entonces, ¿dónde está la pequeña? —vuelve a preguntar.
—La dejé dentro de la habitación hace un rato, estaba jugando con un cojín —relata emocionado y comienza a comer.
—Eso quiere decir que se le pasó el miedo —tose cubriéndose con el antebrazo.
—Mañana que vayamos a tu cita con el Dr. Moon le pediré a Hoseok que te revise, esa tos suena muy mal, alfa —advierte.
—Estoy bien, el resfriado está matándome ahora mismo, pero estaré bien.
—Pero no te haría mal un jarabe o algo así —insiste—. De cualquier forma tengo que verlo para que revise mi cicatriz —se encoje de hombros y el alfa siente que su estómago da vuelta ante el recuerdo, Jimin herido y siendo el paciente de un hospital nunca será algo bien visto por él—. Tranquilo, lobito —parece leer sus pensamientos y toma su mano por encima de la mesa—, estoy bien ahora, solo es para descartar —el rizado asintió tranquilo, Jimin siempre lo calma aunque su miedo sea tonto o pequeño, siguieron comiendo por otro rato, conversaban de cosas generales y que causaban risas en el uno o el otro, sus platos se vaciaron y el omega habló de nuevo—. Ahora vamos a dormir, estoy agotado —cerró sus ojos y puso un lindo puchero en los labios, el alfa sonrió por eso.
Ambos caminaron hacia la habitación para echarle un vistazo a la recién nombrada Tiza, la vieron recostada bajo la cama y dormía plácidamente así que prefirieron dejarla ahí, a petición del omega volvieron al nido y se prepararon para dormir, abrazados el uno del otro, la comodidad siempre presente de estar al lado de su persona destinada.
✧✦✧
Como Jungkook lo supuso, Jimin despertó igual de enfermo que él, su lobo se culpaba pero no puede arrepentirse, las pocas horas que pasó sin besar al ojiazul fueron una tortura, el omega se pasó toda la mañana quejándose por el escurrimiento nasal y maldiciendo al alfa por no cumplir su promesa de no besarlo, ambos tenían jaquecas terribles y estornudos intermitentes que los molestaban, desayunaron, alimentaron a Tiza, jugaron un rato con ella y ahora estaban por salir al hospital.
—¿Y vamos a dejarla solita? —cuestiona el omega con una mirada triste, estaba sentado en el suelo mientras movía una almohada para que la perra jugueteara con ella.
—Pues no podemos llevarla con nosotros, amor —comprendió que su omega está sensible por dejar a la pequeña sola—. No le pasará nada, no te preocupes —acomodó su flequillo mientras el menor se ponía de pie.
—Está bien, vamos —aceptó a regañadientes sujetándose de la mano del mayor e inclinándose para acariciar la cabeza de Tiza que lo ignoraba, demasiado ocupada en morder la almohada.
Salieron del edificio y encontraron a Zico recargado en la puerta del copiloto de la camioneta.
—Hola, Zico —saluda al chofer con una sonrisa que volvía a la felicidad—. ¿La pasaste bien?
—Muy bien —devuelve la sonrisa—. ¿Y ustedes? —le abre la puerta trasera y el menor aborda el vehículo para esperar a que el alfa puro y el beta también lo hagan.
—Nos divertimos mucho, y ahora estoy oficialmente cortejando a Jimin —relata el ojiverde tomando el lugar al lado del omega, los tres se enfrascaron en una amena conversación de los hechos hasta llegar al hospital, donde Zico los dejó en la entrada.
Jungkook dio su nombre en la recepción de el área de especialidades y fue dirigido junto con Jimin a la sala de espera, una que ambos conocen bien.
—Jeon Jungkook —habló el médico beta llegando a la sala—. Puedes pasar —sonrió amable y ambos chicos entraron al consultorio para tomar asiento—. Buen día, chicos.
—Buen día, doctor —respondieron al unísono.
—Me alegra verlos juntos y saludables —de nuevo una sonrisa se pinta en sus labios—. Hay algo que tengo que comentarles pero lo haré hasta el final porque es muy importante —la pareja frunció el ceño pero lo dejaron continuar—. ¿Cómo te has sentido Jungkook? ¿Algún malestar? ¿Algo que deba saber?
—Creo que no, solo he estado algo apegado al olor de Jimin y supongo que posesivo de alguna forma —habla mientras el menor acariciaba su mano con el pulgar, tenían las manos entrelazadas—, pero él me explicó que es debido al celo.
—Así es, tu alfa busca reconocer a Jimin en los días previos y estarás aún más apegado cuando falte uno o dos días —explica—. ¿Entonces no tienes alguna otra molestia? ¿Algo que les preocupe? —los chicos negaron—. Bien, entonces les hablaré de algo muy importante, pero primero necesito saber algunas cosas.
—Adelante, pregunte —acepta el ojiverde.
—¿Ustedes van a formalizar su relación? —pregunta dudoso, sabe que el alfa dudaba de algunas cosas, y en caso de que la respuesta a su pregunta sea negativa, se encontrarían en graves problemas.
—Por supuesto —responde el rizado, levantando la cabeza y sonriendo con los ojos brillosos por el orgullo—. Ahora somos novios.
—Pero... —no sabe cómo preguntar esto—. ¿En cuánto tiempo creen que... emmm... vayan a enlazarse?
—Acabamos de iniciar el cortejo —sonríe hacia el menor quien le devuelve el gesto—, tal vez esperemos hasta que él termine la escuela.
—No creemos que sea necesaria la marca porque tenemos esa conexión extraña así que... —el omega se encoje de hombros.
—Bien... emm —el rostro del beta se veía preocupado—, no sé cómo decir esto.
—¿Hay algo mal? —Jimin recompuso su postura y se echó hacia el frente de la silla como si algo pudiera pasársele de largo y no escuchar adecuadamente.
—No, bueno... no lo creo —el endocrinólogo ladea la cabeza con duda—. Cuando ustedes estuvieron alejados y me contaron que se extrañaban demasiado les conté que eso podría evitarse si Jungkook te marcaba temporalmente, ¿lo recuerdan?
—Claro, pero eso no se puede porque mi lobo no se controlará —Jungkook se encoje de hombros despreocupado—. Solucionamos eso, ahora pasamos todo el tiempo juntos y cuando Jimin vuelva a la escuela lo visitaré diario, no tenemos problema.
—Lo sé, lo solucionaron, pero mi preocupación es otra —sus ojos iban del alfa al omega y viceversa—. Durante el celo el alfa busca marcar a su omega y en tu caso, por tu condición y por todo el asunto de los destinados, tu lobo se saldrá un poco de control... marcarás a Jimin.
—Oh... —soltaron los dos al mismo tiempo, sus rostros algo pálidos y preocupados.
—Estuve investigando mucho y al parecer si tú pudieras marcar a Jimin temporalmente tu lobo ya no sentiría la necesidad de hacerlo durante el celo.
—No veo la diferencia, igual ahora no podré controlarlo —Jungkook habla frustrado, de nueva cuenta sus decisiones lo habían metido en un problema, lo peor de todo y lo que más le duele es que Jimin se veía involucrado también.
—Antes de tu celo hay posibilidad de que puedas controlarte, podrás hablar con tu alfa y lograr que la marca sea temporal, durante el celo es seguro que la marca será permanente, tu lobo no se controlará y los instintos animales dominarán —explica—. Tienen que pensarlo chicos, es una decisión muy difícil tomando en cuenta las elecciones que ustedes planeaban a futuro y los riesgos que implica —hace una mueca de pena.
Jimin se mantenía en silencio, un silencio que preocupaba aún más a Jungkook...
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